En la vertiente norte del parque encontramos antiguos acantilados marinos que quedaron tierra adentro debido a sucesivas erupciones que dieron lugar a la formación de lo que hoy se conoce como la Isla Baja que podemos observar desde los límites del Parque Rural y en donde se asientan los núcleos de población de Garachico, Los Silos y Buenavista. Esta vertiente norte, frecuentemente azotada por los vientos alisios, se caracteriza por albergar una de las principales formaciones boscosas de monteverde de Canarias, el Monte del Agua y Pasos, con una extensión de más de 600 hectáreas. Además aquí se encuentran también los últimos reductos de los bosques termófilos, dominados por palmeras y dragos, mejor conservados de la isla.
En la vertiente sur el clima es más soleado y seco, y eso se deja ver en el paisaje donde dominan las retamas y tabaibas entre antiguos bancales abandonados intercalados con otros aún en uso, roques y barrancos tallados por el agua que dejan al descubierto una extensa y compleja red de diques volcánicos que nos ayudan a comprender la formación de Canarias. Su límite marino en la vertiente Suroeste lo marca los Acantilados de Los Gigantes, un emblema del parque y de todo Tenerife.
Algunos de sus caseríos permanecieron aislados hasta bien entrados los años 70 del siglo XX cuando llegó el asfalto a los rincones más remotos, lo que ha hecho que la arquitectura tradicional, las prácticas ganaderas y agrícolas, así como muchas manifestaciones culturales se hayan conservado hasta nuestros días sin sufrir grandes modificaciones.